De Temuco al mundo: la historia en el fútbol que hizo Marcelo Salas

Faltan adjetivos cuando hablamos de «El Matador», probablemente para algunos, el mejor jugador de fútbol que ha dado Chile al mundo. Salas ha ganado títulos allá donde ha jugado, en su dilatada trayectoria, aportando goles decisivos para estos logros. Ya sea en Sudamérica, Europa o con la Roja, este delantero ha marcado una era. Y todo ello en un país que idolatra este deporte y que vibra con cada partido. El fútbol se ha convertido en una verdadera pasión en Chile y une a personas de todas las edades y clases sociales. Este entusiasmo se refleja en diversos aspectos de la sociedad: desde el número cada vez mayor de escuelas de fútbol, pasando por el número de aficionados abonados a los estadios o a la televisión de pago, hasta las casas de apuestas deportivas que se han convertido en una parte cada vez más importante del panorama deportivo, gracias a que son un punto de referencia para obtener información en directo sobre los partidos y las grandes ligas.
Inicio de su carrera
Veamos, paso por paso, cuál fue la trayectoria del Matador. Antes de llegar a las categorías profesionales, Temuco vio crecer a su hijo predilecto en el fútbol amateur del equipo Santos de Temuco; donde tras unos inicios duros saltó a un equipo grande de la capital, empezó a mostrar su talento, que lo llevó a jugar como juvenil en el primer equipo de Universidad de Chile, allá por 1993. Al año siguiente, ya sería titular y participa activamente en el título del Campeonato Nacional, que rompía con una etapa de 25 años en blanco del club.
Tan sólo habían pasado un par de años en el equipo azul y ya estaba marcando 48 goles en un 1994 que representaba el inicio de la leyenda; entre ellos, los tres que lo saltaron al estrellato entre los fanáticos, marcados ante el archirrival Colo-Colo. El título de Primera División nacional se reeditó con la U de Chile en 1995. Ahora, el Matador ya estaba en el radar de los equipos internacionales.
Principales clubes en los que jugó
Tras una centena de partidos con la camiseta 11 de la U, daría el salto a Argentina, a River Plate, el conjunto que, paradójicamente, le había “quitado” llegar a la final de Copa Libertadores de 1996 al equipo chileno. Una nueva era para el delantero, pero con una constante: aportar títulos al club; concretamente, tres consecutivos: Apertura en el 1996 y Clausura y Apertura en 1997, con 31 goles en 68 partidos. Una carta de presentación perfecta antes de cruzar el océano y llegar a tierras italianas, con un contrato millonario que pagó la Lazio para que formara parte de una escuadra de ensueño.
Pero fue el Matador quien, de nuevo, logró que los campeonatos volvieran a la institución. Y, una vez más, lo consiguió gracias a su instinto goleador. Casi 50 tantos en 117 partidos. Su caché siguió creciendo y, en esta ocasión, fue la Juventus quien se empeñó en hacerse con sus servicios en 2001. Desgraciadamente, sufrió una fuerte lesión en esta etapa, que mermó su capacidad para rendir al 100%, lo cual no significa que, con sus tantos decisivos, el equipo de Turín no pudiese conseguir dos Campeonatos y una Supercopa. Tras dos campañas en la Juve, era el momento de volver a Argentina. Y su segunda etapa en el River no iba a quedar sin recompensa: un trofeo de Clausura conseguido en 2004, el año en que conseguiría su gol número 200.
Legado en la selección chilena
Salas aún tendría tiempo de regresar a Universidad de Chile en 2005 y liderar el equipo, hasta su retirada, en 2008. Dejaría una huella imborrable en el club. Pero no es el único conjunto chileno por el que los fanáticos lo recuerdan: existe verdadera veneración por su papel con la Roja. Tan sólo hay que mencionar la dupla “Sa-Za” para evocar una de las etapas más brillantes de la selección nacional: su compenetración con Zamorano en la cancha llevó al conjunto a la clasificación para el Mundial de Francia de 1998, donde marcó 4 goles, y alcanzó unos meritorios cuartos de final.
Tras una época ausente, por diferentes motivos, del combinado patrio, el de Temuco aún iba a conseguir clasificar a Chile para otro Mundial; en este caso, 12 años después, el de Sudáfrica. Marcelo consiguió dos tantos claves frente a Uruguay para lograr la hazaña. En total, 45 dianas en 78 partidos con la absoluta, batiendo todos los récords. Hoy, Salas continúa vinculado al fútbol y a su ciudad natal. Y ocupa un lugar irremplazable en el corazón de los chilenos y de los fanáticos de todos los clubes por los que ha pasado.