Decreto Ley 701: El Financiamiento del Estado a las Forestales y el conflicto con el deterioro de tierras en el sur de Chile
Es la bonificación que en un comienzo pretendía ayudar a los pequeños empresarios forestales, pero que sirvió para que las grandes empresas se hicieran más millonarias.
Cuando Chile se encontraba en plena dictadura, sin parlamento, surgieron los Decreto Leyes, que son propios de gobierno de facto y se supone que duraban hasta la vuelta de la democracia. Así fue como en 1974 nace el D.L. 701 este en su plan de “hacer crecer la economía”, Pinochet con la Junta Militar dictaron esta norma, que fue impulsada por el entonces Ministro de Economía, Fernando Leniz e implantada por el director de la Corfo de la época y exyerno de Pinochet Julio Ponce Lerou, conocido en la actualidad por ser dueño de grandes empresas mineras.
El objetivo era entregar una bonificación del 75% a las pequeñas empresas forestales para fomentar la plantación de árboles y la industria de las papeleras. Ocupando terrenos degradados que no afectara la biodiversidad. Pues esta ayuda seria hábilmente aprovechada por las grandes empresas y los dueños de estas, quienes hasta hoy exportan millones de dólares producto de la tala de árboles.
Mientras duró el régimen militar y luego con los gobiernos democráticos siguió rigiendo este decreto. Ya que los grandes grupos económicos que financian los bloques políticos de ambos sectores, eran los más beneficiados con la bonificación, la que continúa hasta la fecha. Una vez vuelta la democracia, en el gobierno del expresidente Eduardo Frei, este, decidió prorrogar con ciertos reparos por 15 años más, donde quiso favorecer a los pequeños empresarios. Luego en el primer gobierno de Piñera, quería alargarla por 20 años, pero quedó en tramitación. Pese a eso, la expresidenta Michelle Bachelet, volvió a darle una vuelta más a esta bonificación y decidió mandarla al Congreso justificándose a que esto reducía los gases de efecto invernadero.
“En el marco del modelo neoliberal de la Constitución de 1980, en Chile se ha configurado un sistema legal que por años ha amparado el despojo y destrucción de la Naturaleza, en el marco de un modelo extractivista, que funciona en una legalidad creada en Dictadura, que sigue vigente hasta nuestros días”, menciona la abogada, Dra. Manuela Royo.
Bajo el concepto de Forestación y Recuperación de Suelo Degradados, es que se decide entregar tales beneficios, donde ayudó a que las grandes empresas como la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones del Grupo Matte, propietarios de la Forestal Mininco (quienes se vieron envueltos en la colusión del papel higiénico) y el Grupo Arauco, en manos de los Angelini, recibieran una alta bonificación por la plantación de pinos y eucaliptos, alrededor de un 75%.
“Hay estudios que revelan que hasta el 2013, el Estado subsidió la forestación de 1.2 millón de hectáreas con un total de US $875 millones de dólares. De esta suma US $600 millones habrían beneficiado a Forestal Arauco y a Forestal Mininco (…) Representa un 2,1% del PIB nacional (Instituto Forestal, 2019) y se caracteriza por su alta concentración en tres empresas forestales (dos de las cuales están entre las veinte empresas forestales más grandes del mundo) que se concentran en las regionales del territorio ancestral mapuche. A ello se suma la falta de control por parte de los sistemas de evaluación ambiental, ya que, si las plantaciones son menores a 500 hectáreas, no son sometidas a Estudio de Impacto Ambiental ni mucho menos a consulta indígena” recalca la abogada.
De hecho, hasta la fecha, muchas comunidades Mapuches han tenido problemas con las forestales, productos a los conflictos de tierras en la zona sur, donde la abogada, Dra. Manuela Royo, recalca que hay un estudio que dice que solo una empresa forestal, tiene más tierras que una comunidad indígena.
Esto se puede relacionar a que son muchas las comunidades que dicen que a raíz de este decreto, se les entregó tierras a privados, provocando el constante conflicto que tienen con las forestales.
Consecuencias de la plantación de pinos y eucaliptos
Uno de los problemas que trae la plantación de este tipo de árboles es que producen sequedad en el suelo, provocando la escasez del agua, ya que en el caso del eucalipto, consume entre 20 y 40 mil litros de agua y el pino alrededor de 240 mil a 717 mil litros.
Tras la implementación del decreto (DL701), el bosque nativo paulatinamente comenzó a desaparecer en medio de acusaciones de talas ilegales e incendios sospechosos. Según agricultores, el principal daño de las plantaciones de árboles ha sido la sequía y la condena irreparable para los suelos, que no pueden ser reutilizados para labores agrícolas.
Otra consecuencia es “la contaminación por agroquímicos y fertilizantes y la destrucción de zonas de protección de cursos de agua, que han llevado a una destrucción sostenida y progresiva de la biodiversidad”, enfatiza la Dra. Manuela Royo.
Por otra parte, lo rápido que ayudan en la expansión de los incendios forestales, ya que como suelen ser plantaciones que no tienen un suelo húmedo, provoca que el fuego no pare. Solo hay que recordar el incendio del 2017, donde hubo mayor intensidad en las regiones de O’Higgins, Maule y Biobío, donde generalmente son producto de las altas temperaturas y muchas veces intencionales.
Entonces más que ayudar a la biodiversidad, lo que hace es generar altas ganancias a los que se dedican a las forestales. Por lo que el DL 701 al continuar vigente, sigue ayudando a financiar la producción forestal, donde “ha colaborado en la destrucción de la vegetación nativa y en el enriquecimiento de las familias más millonarias de Chile, que además son subsidiadas con los dineros de todos y de todas”, finaliza.