“La Araucanía: Donde el recambio político nunca llega”
Columna de opinión por el periodista Daniel Sandoval, candidato a Diputado distrito 23

La Araucanía vive una situación política anómala: persiste una clase parlamentaria que ha permanecido casi intacta desde la transición. Esta falta de recambio no solo limita la diversidad de ideas, sino que también impide la construcción de respuestas más acordes con los desafíos actuales del territorio. La política regional sigue siendo protagonizada por los mismos de siempre, en un contexto donde la urgencia por nuevas miradas es más evidente que nunca. Cada elección parece poner play a un relato que viene desde los años 90, con discursos reciclados que ya no logran conectar con una sociedad que ha cambiado profundamente.
A ello se suma una práctica ya habitual: la llegada de candidatos desde fuera de la región, que apenas pisan el territorio durante las campañas y luego desaparecen del ejercicio real del cargo. Felipe Kast es un ejemplo reciente, como antes lo fue Alberto Espina. Figuras con alto despliegue mediático y una gran billetera, pero escasa vinculación territorial. Este tipo de representación vacía, profundiza la desconexión con las comunidades locales y posterga aún más las soluciones a demandas históricas, muchas de ellas no abordadas precisamente por esos mismos actores.
La permanencia prolongada de ciertos parlamentarios, por ejemplo, los que terminan por ley su periodo de Senador pero vuelven para ir a Diputado, flirteando el límite a la reelección, también frena el surgimiento de nuevas generaciones y bloquea formas distintas de entender la relación con la comunidad local urbana y rural y así los cambios sociales que cruzan al país. No se trata solo de renovar caras, sino de permitir una transformación real en la forma de hacer política, en sintonía con los actores emergentes del territorio. Las mujeres rurales, los jóvenes, los liderazgos mapuche contemporáneos, siguen sin representación efectiva.
El recambio parlamentario en La Araucanía no es un asunto de edad, sino de visión política. Mientras se sigan cerrando los espacios a nuevas generaciones y se mantenga la lógica del cupo fácil y el bloqueo a la competencia desde la negociación incluso de las listas parlamentarias, la región seguirá atrapada en el mismo conflicto, sin horizonte claro. Ceder espacios, redistribuir poder y abrir paso a voces diversas no es solo justo: es urgente para construir una política a la altura de los tiempos. De su voto también depende.