Prefiero un árbol a una sombrilla
Columna de Ximena Alarcón, antropóloga.
Memorias del Walmapu 2022-2025 será el título del capítulo de un libro futuro, hoy ciudadanas y ciudadanos somos responsables de escribirlo. Este domingo 19 de diciembre del año 2021 elegimos nuevas autoridades políticas para una Araucanía que crece demográficamente, pero que sigue siendo la Región más pobre de Chile.
Hoy los efectos del Cambio Climático, nos obligan a mirar la historia y recuperar la memoria colectiva de los pasados 100 años en la Región de la Araucanía. Si realizamos el ejercicio de recorrer nuestras 32 comunas con cámaras drone vemos que los paisajes cambiaron alarmantemente, bosques talados, cambio de uso del suelo, fuentes de agua desecadas, suelos degradados, ecosistemas en silencio. La pregunta es ¿Qué queremos dejar a las nuevas generaciones? ¿cifras macroeconómicas que posicionan a nuestro país en una conferencia internacional? ¿Servirá eso para dar sustentabilidad ambiental a las nuevas generaciones?.
Nuestra región es el laboratorio de Chile, en sus comunas encontrará naturaleza explotada por empresas forestales, hidroeléctricas, pisciculturas, así como una constante presión agrícola y ganadera de particulares sobre los humedales fuentes de vida silvestre. Los primeros, son los rubros que orgullosamente enriquecen al empresario santiaguino o extranjero que producen materias primas y energía, el negocio de miles árboles para la elaboración de chip multipropósito y energía eléctrica para un hambriento sistema interconectado central.
Son negocios que crecen y que día a día empobrecen a las familias de los sectores rurales que ven cómo los camiones trasladan estos árboles muertos de cordillera a costa y de costa a cordillera, levantando el polvo, cegando la cruda realidad, rompiendo los caminos, incrementado con el monocultivo y el déficit hídrico, aplastando literalmente la Biodiversidad y la memoria de lo que la Región de la Araucanía fue hace 100 años, un gran bosque de árboles nativos mutilados por el afán de levantar un modelo económico orientado a transformar las formas de habitar en este lugar con consecuencias vitales como la disminución de las aguas en las cuencas hidrográficas de la Región.
En un futuro sin agua, no servirá de nada una vivienda, un título universitario o una cuenta en el banco para heredar a los hijos y nietos; si no contamos con el vital elemento para el consumo humano en poblados y ciudades, no es posible proyectar la vida y la salud de las comunidades humanas.
En un futuro sin agua, numerosas especies silvestres desaparecerán, quedarán solo en los catálogos de fauna nativa extinta por humanos que no tomaron las medidas de resguardo de las diferentes formas de vida.
En un futuro sin agua, muchas familias que aún sustentan su soberanía alimentaria en los bosques habitándolos, recolectando sus frutos, tallos, hongos, plantas medicina y diversas especies que permitieron la vida durante siglos seguramente tendrán que migrar, abandonar los campos y sobrepoblando las ciudades con bajos estándares de habitabilidad.
En nuestra Región hoy –como ayer- destacan personas con grandes talentos, apostamos con esta columna a levantar una agenda del cuidado con ellas y ellos, kimche y longko mapuche guardadores de memoria, mujeres guardadoras del agua, criadoras de semillas y vida, una agenda política que promueva la gobernanza ciudadana del agua y de los espacios bioculturales.
En el actual contexto de crisis medioambiental en la Región de la Araucanía, antes del 19 de diciembre, estamos obligados a repasar la trayectoria de vida de los candidatos a la presidencia, revisar a quienes representan, con qué ideas de país se han involucrado al menos en los últimos 10 años. La vulnerabilidad ambiental nos obliga a reflexionar con qué candidato nos conviene estrechar un lazo de ciudadanía por el buen vivir.
El 19 de diciembre, frente a las urnas estamos obligados a actuar éticamente para recuperar los árboles, los bosques, los humedales, los ciclos del agua y la naturaleza en los distintos territorios. Nuevos modelos de desarrollo donde el eje sea la garantía por la vida y la soberanía alimentaria que permita levantar la dignidad de las familias.
El 19 de diciembre, frente a las urnas estamos obligados a votar por un candidato comprometido con una Nueva Constitución transformadora, acorde a abordar los problemas de época con la participación de las organizaciones de los territorios, comprometido por encontrar en la ciencia la sabiduría para restablecer los equilibrios ecológicos Itrofülmongen en nuestra Región.
Ciudadanos conscientes, con su voto el próximo domingo escribirán la historia de los próximos cuatro años. La responsabilidad es suya. Vote por un candidato a la Presidencia que incorpore dentro de sus ejes programáticos el Derecho Humano al Agua y los Derechos de la Naturaleza, así como el diseño de nuevos modelos de desarrollo orientados a abordar la desigualdad social de nuestra querida Región de La Araucanía.
por: Ximena Alarcón, antropóloga.