
Por décadas las «Ferias Persa o Feria de las Pulgas» han sido parte del sustento de nuestra economía, pero hace algún tiempo se ha vuelto un verdadero salvavidas para muchas familias de la región y entendemos también que este fenómeno ocurre a lo largo del país.
Pero que lleva a una familia a tener que vender y pasar casi todo el día con un paño con ropa usada, artículos en desuso y muchas otras opciones de venta a un precio alcanzable para cualquier transeúnte, que se tienta con «vitrinear» en la vereda de una calle. La verdad no es más, que la necesidad de llevar el sustento a su hogar.
Para Patricio, un padre de familia que ha estado ligado a las «ferias de las pulgas», es una oportunidad a su alcance para poder subsistir: «La verdad es que las oportunidades de otro trabajo son pocas y pagan mal, acá al menos hay días buenos y días no tan buenos, pero uno es el jefe y depende de uno para salir adelante». No quisimos preguntar cuánto se puede hacer al dia, porque es relativo según relata.
La señora Rosita es una de las mas antiguas en el lugar y siempre está con su paño vendiendo ropa usada, que la remata desde los $ 500 pesos: «Acá llegan de todas las clientas, desde la dueña de casa hasta mis clientas que vienen en auto a comprar y las que tienen más, son las que siempre piden precio»
Para muchos clientes frecuentes, «el vitrinear en la feria», se ha convertido también en una oportunidad de negocio, comprar algo que para uno ya cumplió su vida útil, pero que puede volver a tener un segundo aire con otro dueño. Así sucede en especial con las herramientas, y los artículos variados que encontramos en las picadas.
En el sector de la Feria Pinto de Temuco, se ubica las «Feria de Pulgas», pero esta moda se ha trasladado también a diferentes partes de la comuna, en donde los vecinos, tienden su paño y venden entre ellos mismos a precios alcanzables, logrando muchas veces hacer del reciclaje una alternativa de vida.