Columna de opinión: Mensaje de Navidad
Por Ligia Sarmiento, Directora de Formación e Identidad de la Universidad Santo Tomás de Temuco.

Navidad, una época de unión familiar, como aquel pesebre que en Belén vio al niño Jesús nacer. Donde María y José, en un entorno de humildad, serían testigos del momento más maravilloso de nuestra historia como humanidad.
Y, entendiendo que Navidad significa nacimiento y Jesús refiere a salvador, nuestra navidad es el “nacimiento del salvador” aquel que nos invita a conectar con nuestra humanidad, es decir, nuestra calidad humana.
En tiempos de una sociedad polarizada, donde parece que el tiempo es tan efímero como acelerado, ¿Cuántas veces nos sentamos a reflexionar? ¿A conectar con el verdadero significado de esta fecha: humildad, salvación y nacimiento? ¿A qué le estamos prestando nuestra atención?
Posiblemente, muchas personas estén preocupadas de los obsequios como muestra de afecto, de los alimentos para compartir, del regalo para el amigo secreto y de las compras de final de año, y, eso está bien, pero no debe ser el foco principal, pues, el mayor regalo es compartir con nuestros seres queridos y estar saludables. De ayudar al prójimo y salvar nuestro corazón de los vicios humanos. Más allá de nuestra postura religiosa, María, José y el nacimiento del Niño Jesús nos invitan a apreciar la familia, la humildad y la disposición al servicio. Pues María sirvió a Dios para ser quién diera a luz al Salvador.
En vísperas del nacimiento, tomemos de ejemplo nuestro pesebre de Belén y seamos como los 3 Reyes Magos, permitamos que Jesús guie nuestro camino, como dice el villancico “Mi burrito Sabanero” de Hugo Blanco “el lucerito mañanero ilumina mi sendero” permitamos que Jesús sea la luz de nuestras vidas e ilumine nuestro andar, así como la luz de la estrella que guio el camino de los reyes magos.
Este 25 de diciembre a las 00:00 hrs, cuando se celebre el nacimiento del niño Jesús, tomemos un tiempo y demos gracias por estar vivos, por la salud que tenemos, por los seres queridos que nos rodean, por el trabajo que nos permite desarrollarnos, por las experiencias que nos hicieron crecer, por la sabiduría brindada durante el 2025 y por la nación en la que vivimos. También, alcemos la voz de nuestro corazón y pidamos por las personas enfermas, por las que se encuentran en situación de calle, por las familias, por los niños y jóvenes. Y, finalmente, ofrezcamos nuestro camino y corazón para ser mejores personas, para cultivar y fortalecer nuestra fe, para ser capaces de ayudar al prójimo, de tener la prudencia y sabiduría en nuestro hablar y actuar, y que, como María, podamos aceptar siempre el llamado que Dios nos haga.
Feliz navidad, y que el nacimiento del niño Jesús, podamos recibirlo con humildad y humanidad en nuestro corazón.




