Populismo y el freno al desarrollo
Por Francisco Castañeda Economista Universidad Central

En América Latina, el populismo es el principal enemigo del crecimiento. Promete soluciones a corto plazo, lo que resiente la confianza, desalienta la inversión y sobre todo afectan adversamente cuando se debilitan los contrapesos democráticos en conjunto con una excesiva concentración del poder (presidencial y parlamentario).
El populismo (desde la izquierda a la derecha) tiende a no considerar las restricciones fiscales, sumiéndose en actos voluntaristas que erosionan las arcas públicas, con el consiguiente ciclo posterior de menor crecimiento, más desigualdad, más pobreza y acentuando la carencia de legitimidad del sistema político. A corto plazo, muchas de estas medidas (hoy es la eliminación de la UF, el fin a los topes de indemnización de años de servicio, tres retiros previsionales desde las AFPs, entre otros) son atractivas, pero frecuentemente derivarán en mayor inflación, en una mochila adicional de deuda pública, un menor acceso al crédito para sectores medios y en una menor capacidad del Estado para sostener políticas sociales de largo plazo.
La estabilidad no se logra con fórmulas mágicas, sino con reglas claras, instituciones fuertes y consensos amplios que trasciendan los ciclos electorales. Solo así es posible impulsar una economía dinámica, capaz de generar oportunidades y enfrentar las desigualdades de manera responsable.